Esta sección fue creada con la misión de compartir y difundir el espíritu fundador del Yacht Club Olivos, así como los datos relevantes y sobresalientes de su historia.

Así, en la Galería de Imágenes se podrán apreciar los contenidos destacados de las Asambleas, como también datos de color que hacen a los orígenes y desarrollo del Club y del Puerto de Olivos, verdaderas “Perlas en las Memorias del YCO”.

De esta manera se rescatan momentos únicos, fundacionales de la institución, como por ejemplo el momento de adquirir las primeras embarcaciones, o el gran esfuerzo realizado para la obtención de nuestra sede social, comprada en subasta gracias al compromiso tomado en hipoteca por un grupo de consocios, ya que el Presidente Perón por aquel entonces no había autorizado al Fantasio su funcionamiento como casino, y éste había presentado la quiebra.

Fablet, un Comodoro soñador, identificado con el mar

Y a modo de prólogo, la Primera Perla! A continuación se transcriben las palabras dedicadas por Don Federico Fernández Pita -Secretario- al Almirante Julián Fablet -Comodoro de nuestra Institución- el 26 de noviembre de 1940, en ocasión de su fallecimiento:

“Identificado con el mar, en una armonía perfecta, fue el Vicealmirante Julián Fablet, la expresión ideal de la marina… Talento, carácter y esa delicadeza de espíritu que se ha dado en decir, hace perdonar a los grandes, la majestad de su grandeza… Sintió el mar, con su fervor de enamorado y tanto lo demostró que no tuvo a menos confundir la alta jerarquía de sus títulos, con el practicar displicente del deporte naútico en expresión vagabunda y soñadora de la navegación a vela.

Su pasión contagiosa, su entusiasmo juvenil, su savoir faire de hombre de mundo, eran elementos valiosos para la difusión del clima marítimo en nuestro ambiente mediterráneo,

Su acción efectiva y su generoso desprendimiento fueron escuela fecunda y la trayectoria de su vida sin claudicaciones agrupó a su alrededor el afecto y la admiración, homenaje sincero que se rinde a los que saben cumplir con su deber.

Soñaba con una flota grande, que como avanzada, rumorosa de la nacionalidad en marcha, surcara los mares de uno al otro confín de universo, llevando al tope la bandera argentina y en sus bodegas pletóricas, los productos que nuestra tierra generosa pareciera querer brindar al mundo como un símbolo de paz.

Y, en ese empeño, multiplicó sus afanes para arraigar en los demás sus hondas meditaciones, convencido que la acción perseverante, aunque sea de pocos, logra al fin inculcar los principios cuando el ideal es noble y patriótica la preocupación.

La más modesta de las instituciones náuticas, el Yacht Club Olivos, cuya representación invisto en este acto doloroso, tuvo señores el insigne honor de tenerlo a su frente hasta ayer, en carácter de Comodoro.

Paladín de sus nobles afanes, el hombre que había hecho de carrera un apostolado, convirtió la cabaña en templo, donde mantenía el fuego sagrado de su origen bretón, alcurnia legendaria de marino.

La gran diferencia de importancia entre nuestro club y el dilecto gentil hombre que lo presidía os hará comprender mejor que las más elocuentes palabras, como es de irreparable su pérdida, y como será de difícil llenar su sitial que era tribuna de enseñanzas, de cordura, de ejemplos… Los grandes problemas de su cargo y la dignidad de su jerarquía no le impidió reunirse a diario con sus muchachos, como él decía, para debatir, trayéndonos sus luces y el apoyo fecundo de su experiencia, esos intranscendentes asuntos que iban gestando paso a paso la futura gran institución que habrá de ser ejemplo calcado en la austeridad de su memoria.

El ambiente del Club quedará saturado por la noche de los tiempos en el embrujo de bonhomía… y el deporte del yachting al que prestara el enorme prestigio de su valimiento, pierde con él un verdadero amigo leal a quien la insidia no encontró jamás eco y la justicia y la dignidad, su verdadera expresión.

Emoción profunda es la muestra al recordar y despedir en este instante supremo de la partida al compañero muerto…

Muerto su cuerpo por la ley fatal de la naturaleza, pero que en espíritu, estoy seguro que nos ha de acompañar siempre porque sabremos realizar con entereza y con entusiasmo, sus planes inconclusos que desde hoy serán nuestros, en cumplimiento del más sagrado de los deberes: la amistad,

Comodoro Fablet, Vicealmirante de la Nación, Descansad en paz pues habéis merecido cumplidamente el bien de la Patria